lunes, 20 de febrero de 2012

LO QUE QUIERO AHORA (II)



“Las puertas que bajan del cielo sólo se abren por dentro. Para entrar, es necesario haber ido antes al otro lado con la imaginación y el deseo”.
Ángeles Mastretta

Esta frase, sentencia y afirmación tan acertada forma parte del capítulo "Valientes y desaforadas" del libro "El cielo de los leones". 

Continuamos aún con lo sueños, con los deseos, (por eso la entrada se titula lo que quiero ahora II), porque puede ser la continuación de la anterior ya que de nuevo llegan ideas para construir los cimientos de nuestros castillos en el aire,(George Bernard Shaw). Me ha encantado este texto de Ángeles Caso aparecido el 19 de enero, (Pincha aquí).

LO QUE QUIERO AHORA, por Ángeles Caso.

 "Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado  inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas  de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas  malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá,  porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y  ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que  tengo la sensación -al menos la sensación- de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.

 Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el  éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para  vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y  el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los  egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de  honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola  lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera.

 Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de  pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas  fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en  las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

 Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio  bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual  construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se  meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una  moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un  inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan  cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

 Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan  sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas  cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama.

 El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de  los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche.

 El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo  demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi  conciencia esté tranquila.

 También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por  los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda  la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para  disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar  desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la  suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada.

 Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de  ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada,  pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito  de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por  aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.

           La Vanguardia Magazine 19/01/12. 

Y ahora...  podíamos hacer un "guiño" y decir cuáles son tus/mis sueños,  o los de nuestro alumnado, ¿qué es importante?, o saber qué entiendes qué es la vida, ¿qué quiero?..., para ello nada mejor que cada cual que haga su propio "subrayado" y ponga su propia "negrita". O tal vez rehacerlo cada día.
Seguramente entre este texto y el anterior no puede haber más que la distinción de personas y ahora cobre sentido que lo importante es "que haya tanta gente como personas". 
Para ello lo importante es que... "Educar seres humanos, dueños de su destino tendría que ser la búsqueda y el propósito primero de nuestra sociedad" (Angeles Mastreta. El cielo de los leones)
La música no podía ser otra que esta: "Ahora" de Joaquín Sabina  


Gracias Emilio, por tu interesante reflexión en los tiempos que vivimos,...
cuando es preciso definir esos detalles y esas pequeñas cosas 


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